Un Comité de Expertos en metales para la transición energética reunidos por la gestora francesa Ofi Invest AM, quinta gestora de activos en Francia con 165 Bn € en AUM, estima que la demanda de dichos metales continuará aumentando tanto en el corto como el largo plazo, lo que impulsará su precio incluso en fases de recesión económica. Metales como la plata, el platino, el litio, el niquel, el cobre, el cobalto, la bauxita, o el zinc, entre otros.
Es la conclusion principal de la reunion anual del Energy Strategic Metals Investment Committee, a la que asistieron expertos del IFPEN (French Institute of Petroleum and New Energies) y de Bank of America, además de los especialistas en materias primas de la gestora.
Consumo de metales creciente
Según los expertos de este Comité, el consumo de materiales per cápita en el mundo ha aumentado constantemente en las últimas décadas: 24 kg por persona y día en 1980, 34 kg en 2019, y se estiman 45 kg en 2060. Los 34 kg que consumía cada persona en el mundo en 2019, se desglosaban de la siguiente forma: materiales no metálicos 16,2 kg (cemento, etc.), biomasa 9,3 kg, petróleo 6 kg, metales 3,5 kg.
Por tanto, para satisfacer la demanda futura de metales per cápita, sería necesario extraer hasta el año 2050 la misma cantidad de metales que ya se ha extraído desde el principio de la historia, según estos expertos.
El consumo de metales derivado de la implantación de tecnologías bajas en carbono, que se desarrollará de forma acelerada en los próximos años, es mucho mayor que con la tecnología actual. Por ejemplo, hacen falta 20kg de cobre para construir un vehículo térmico, 40kg en un vehículo híbrido, y 80kg en un vehículo eléctrico. Por lo cual, en función del escenario de transición energética que se produzca, el consumo de metales se tendrá que multiplicar por cuatro, o incluso por seis veces el actual.
Además, el ritmo al que se desarrolla la transición energética es insuficiente. Las inversiones en tecnologías con bajas emisiones de carbono alcanzaron 755.000 millones de dólares en 2022. Y para cumplir el objetivo “emisiones netas zero” en 2050 necesario para contener la subida de temperaturas a 1,5 grados centígrados a finales de siglo, haría falta multiplicar por tres esta cantidad de inversiones.
Problemas generados por la transición energética
El mayor consumo de metales para satisfacer la demanda de la transición energética, producirá una serie de desajustes, según los expertos del Comité reunido por Ofi Invest AM. Desajustes relativos a los niveles de producción y reciclaje de metales, y al nivel de uso del transporte de aquí a 2050. Y ello por los siguientes motivos:
- Mayores costes: La extracción de metales se hará más compleja, porque la concentración será menor, se generarán más residuos, y se necesitará más agua. Todo ello conllevará mayores costes para las compañías mineras.
- Mayores riesgos: Aumentarán los riesgos de toda clase, geológicos, geopolíticos, económicos y ESG (medioambientales, sociales) asociados a la producción de cualquier metal. Así como los riesgos relacionados con el funcionamiento del mercado financiero asociado (estructura, liquidez, madurez del mercado, etc.), y losrelacionados con cuestiones de soberanía, dependencia, competencia, etc.
- Menores reservas a futuro: Será más difícil crear escenarios eficientes para una mayor producción de metales, dado que no es fácil prever cómo evolucionarán factores como el calentamiento global, las necesidades de movilidad, o la tecnología, entre otros. Por lo que será difícil calcular los recursos necesarios para satisfacer la demanda real que se genere hasta 2050. La estimación actual es que el 90% del cobre y el 63% de a bauxita se habrán consumido en 2050, y tasas similares en cobalto, litio y níquel.
Subida de los precios de los metales
Este panorama, sin embargo, favorece la subida de los precios de los metales tanto en el corto como el largo plazo. Porque la oferta para satisfacer la demanda vinculada a la transición energética disminuirá, dado que el creciente consumo provocará la bajada de las reservas.
Y en 2023, a pesar del complejo escenario económico global, con una probable recesión en las economías desarrolladas y emergentes, también crecerá el consumo de metales, gracias a dos factores:
- Leve recuperación de la actividad en China, tras el fin de la «política de Covid cero» a lo largo del primer semestre de 2023. El apoyo del gobierno a la financiación del sector inmobiliario estabilizará la demanda, frenando su caída. China representa alrededor del 50% de la demanda mundial de metales.
- Incremento de la demanda en la descarbonización de la economía, tanto en EEUU como Europa y China. En 2022, la caída de la demanda de cobre vinculada a los sectores industrial y de la construcción en China se vio compensada con creces por el aumento de la demanda de redes eléctricas y de transición energética. Por ejemplo la red eléctrica de China crecerá un 50% hasta 2030, lo que generará un incremento entre el 1,5 y el 2% de la demanda adicional de cobre cada año.
Otros factores
El Comité de Expertos en Metales para la Transición Energética reunido por Ofi Invest AM explica que, además del aumento del consumo, existen factores adicionales que impulsarán la demanda, y por tanto apoyarán la subida de precios de esta clase de metales.
- En el sector de las baterías de automóvil, se acelerará el paso de la tecnología de níquel, manganeso y cobalto (NMC) a las baterías de fosfato de hierro y litio (LFP), sobre todo en Estados Unidos y después en Europa, para dejar de depender de China. El litio puede extraerse y refinarse fácilmente en Estados Unidos. Existe la posibilidad de que EE.UU. impida las importaciones de baterías fabricadas en China o incluso de baterías que contengan metales extraídos o refinados en China, por la nueva legislación que aumenta el proteccionismo.
- La demanda de plata de los fabricantes de automóviles aumentará de las 2.000 toneladas actuales a 4.000 toneladas anuales en los próximos 10 años, lo que supone un salto del 12% al 24% anual.
- La sustitución del paladio por el platino continuará en 2023, con una tasa de sustitución estimada del 10%, equivalente a la de 2022.
- Las capacidades de producción de aluminio seguirán siendo muy limitadas en 2023 y años posteriores. En Europa, la mitad de las capacidades de producción se han cerrado en 2022 y los costes para reiniciarla son muy elevados. No hay incentivos para reanudar la producción, ya que los precios de la energía siguen siendo elevados en comparación con los precios del alumunio. La Comisión Europea estima que la crisis energética durará hasta 2025/26, y en China la reducción de los límites en las emisiones supondrá un aumento de las restricciones a la producción de aluminio y acero.
Pérdida de importancia del oro
Otra de las conclusiones de los expertos fue la pérdida de importancia del oro como metal clave para la transición energética, porque su rol está tardando más de lo previsto en materializarse. Existen varios proyectos de investigación que se basan en el uso del oro, como la construcción de paneles solares, pero no se encuentran en fase industrial, por lo que la subida de la demanda sólo sería visible dentro de varios años.
Por ello, el 8% de cuota del oro en la cartera del fondo OFI Financial Investments Energy Strategic Metals se eliminará, mientras que aumentará de modo proporcional el peso de otros metales como la plata, el aluminio, el zinc y el platino. Estos metales vieron caer bruscamente sus precios en 2022, por la reducción de la demanda china, y
las expectativas de desaceleración económica en diversas regiones del mundo. Subida de precios en cualquier entorno económico
Dado que China parece encaminarse a un escenario de reducción significativa de las restricciones sanitarias, junto al apoyo al sector inmobiliario, la demanda de metales para la transición energética en 2023 podría incrementarse, ya que este país representa el 50% de la demanda global de metales.
Además, durante 2022 el mercado físico se mantuvo tenso, provocando inventarios históricamente bajos en los metales mencionados. Una situación que se agravó con los numerosos cierres de capacidad productiva, en particular de zinc y aluminio en Europa, debidos a la crisis energética. Un contexto que ha restringido aún más la oferta, y podría provocar un repunte significativo de los precios en 2023.
En conclusión según los expertos reunidos por Ofi Invest AM, dado que las necesidades vinculadas a la transición energética no hacen sino crecer, y que la necesidad de acelerar la descarbonización de las economías es cada vez más evidente, la demanda de metales vinculados a la transición energética debería seguir aumentando. Por lo que la demanda de dichos metales será relativamente inelástica y en constante aumento, incluso en etapas de ralentización económica. Todo ello, favorecerá la subida de precios de estos metales sea cual sea la fase por la que atraviese la economía.